VIF (FIV en inglés) significa “virus de la inmunodeficiencia felina”. Este virus es el causante del sida felino, una de las enfermedades infecciosas más comunes en los gatos junto con el ViLeF.
Podríamos decir que es el equivalente al VIH o “virus de la inmunodeficiencia humana”. De hecho, ambos virus debilitan de forma lenta pero progresiva el sistema inmunitario, y esto hace que otras infecciones y enfermedades que no suelen ser graves, terminen siéndolo para quienes están infectados. También, tanto el VIF como el VIH pueden estar latentes por un largo período hasta que se vuelven a activar.
Pero no te asustes. Si bien no se puede curar, se puede prevenir y tratar.
Heather O'Steen, CEO de la AAFP (American Association of Feline Practitioners), asegura que los gatos infectados por el VIF pueden vivir de manera saludable muchos años asistiendo con frecuencia y regularidad a los controles veterinarios y reduciendo el estrés.
Por eso, en este post te voy a dar toda la información que necesitás sobre esta enfermedad, para que puedas prevenirla o saber qué hacer si tu gatito la contrajo.
¿Qué es el virus de la inmunodeficiencia felina?
El virus de la inmunodeficiencia felina es un retrovirus, es decir, es un virus que se inserta dentro de los genes del huésped.
Como decíamos al principio, es muy similar al virus de la inmunodeficiencia humana o VIH, pero cada uno de estos virus es específico de especie.
Esto quiere decir que un humano no puede infectarse con el VIF y un gato no puede contagiarse VIH.
¿Cómo se transmite este virus?
El VIF se transmite a través de:
La saliva: Por medio de las mordeduras. Esta es la principal vía de transmisión del virus. Por lo tanto, los más propensos a contraerlo son los gatos machos adultos, callejeros u hogareños con acceso al exterior, que no se encuentren esterilizados, ya que pelean con otros gatos por el territorio y el apareamiento.
La gestación y lactancia: Si bien no es muy común, una mamá infectada podría transmitir la enfermedad a sus bebés a través de la placenta o la leche materna. No se puede confirmar el virus en sus cachorritos antes de que cumplan 6 meses de edad, porque durante los primeros meses de vida todavía tienen anticuerpos maternos y podría dar falsos positivos.
Una infección grave de encías: Permite que la infección ingrese al cuerpo.
Una transfusión de sangre: Si la sangre está infectada y no se chequeó previamente.
No está confirmado aún si puede transmitirse por:
Vía sexual: Si bien el virus está presente en el semen de los gatos infectados, la transmisión sexual es inusual. Sin embargo, un macho infectado puede transmitir el virus a la hembra si la muerde durante la copulación.
Parásitos: Se desconoce si los parásitos hematófagos (los que se alimentan de sangre, como las pulgas) pueden ser un medio de transmisión.
¿Cómo afecta esta enfermedad?
El VIF ataca y destruye los glóbulos blancos, que son las células del sistema inmunitario.
Avanza lentamente, pero va debilitando de forma progresiva la capacidad del cuerpo para luchar contra las enfermedades.
En consecuencia, los gatos con VIF son más susceptibles de contraer otras enfermedades e infecciones.
¿Cómo avanza la enfermedad?
Existen 4 fases en el VIF:
1. Fase inicial o aguda: Transcurre durante varias semanas o pocos meses tras el contagio. En esta etapa, el gato puede presentar fiebre, anorexia, letargo y agrandamiento de los ganglios linfáticos. Sin embargo, el índice de mortalidad es bajo.
2. Fase latente o asintomática: El gato puede infectar a otros gatos, pero él parece estar sano. Esta fase puede durar años (algunos señalan que podrían ser 4 o 5 años, pero no está definido con certeza) hasta que el virus se vuelve a activar. Muchos gatos se “plantan” en la fase latente, sin que la enfermedad se desarrolle y siga avanzando hacia la siguiente fase.
3. Fase clínica: El virus está activo de nuevo y va debilitando el sistema inmunitario. Esto deja al gato susceptible a enfermedades e infecciones secundarias. Los síntomas son muy inespecíficos porque no son causa directa del VIF, sino que derivan de estas enfermedades secundarias. De todas maneras, una enfermedad recurrente puede indicar inmunodeficiencia.
4. Fase terminal: El sistema inmunitario ya está muy debilitado y no puede hacer frente a las infecciones oportunistas que en circunstancias normales no serían graves (ejemplo: toxoplasmosis).
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas más frecuentes son:
Gingivitis (inflamación de las encías) y otras enfermedades periodontales.
Pérdida del apetito.
Pérdida de peso.
Fiebre.
Diarrea.
Conjuntivitis (inflamación de la membrana que cubre la parte interna del párpado y la parte blanca del ojo) y otros trastornos oculares.
Anemia.
Rinitis (inflamación de la mucosa nasal).
Linfadenopatía (inflamación de los ganglios linfáticos).
Leucopenia (disminución del número de glóbulos blancos).
Trastornos neurológicos.
Insuficiencia renal.
Cáncer.
Infecciones recurrentes.
¿Cómo se diagnostica?
Hay varias pruebas que el médico veterinario puede hacer para detectar si el gatito está infectado.
En la actualidad, se suele emplear un test rápido que arroja los resultados en cuestión de minutos. Incluso en el mismo test se puede detectar también si el paciente padece de ViLeF.
Este test se realiza con la extracción de unas gotas de sangre. Si se detectan anticuerpos contra el VIF, el resultado es positivo y se marcará con dos rayas. Esto quiere decir que lamentablemente el paciente tiene la infección.
En algunos casos puede haber falsos positivos o falsos negativos, y habrá que repetir el test o hacer pruebas adicionales en el laboratorio para confirmar resultados.
¿Hay tratamiento?
Si bien en la actualidad aún no existe un tratamiento directo contra el VIF (es decir, que elimine el virus), se puede hacer mucho para ayudar a que el gatito infectado tenga una buena calidad de vida.
El tratamiento consistirá en cuidar al paciente de las enfermedades e infecciones secundarias y detectar rápidamente cualquier cambio en su estado.
Se recomienda que se haga una visita a la clínica veterinaria cada 6 meses, como mínimo. El médico veterinario deberá evaluar la historia clínica del paciente para identificar cualquier cambio y hacer una evaluación física completa en cada visita.
Se le deberá revisar especialmente la boca, porque los problemas en esta zona son típicos en los gatitos infectados por retrovirus.
También será imprescindible llevar a cabo un análisis de sangre, una desparasitación tanto interna como externa y aplicar las vacunas correspondientes.
¿Se puede vacunar contra el VIF?
Existe una vacuna que solo está disponible en pocos países (como Australia, Nueva Zelanda y Japón)*1. Sin embargo, la AAFP ha señalado que la tasa de protección de esta vacuna es baja y que dificulta la interpretación de algunos resultados de los gatos que han sido vacunados con ella.
¿Qué cuidados debo tener en casa?
Si tu gatito no tiene VIF y querés prevenirlo:
No lo dejes salir al exterior, ya que corre muchos peligros, y entre ellos, que lo muerda un gato infectado.
Castralo, ya sea macho o hembra.
Si tu gatito ya tiene VIF:
Alimentalo con comida de buena calidad y nutricionalmente balanceada.
No le des carne cruda, porque hay riesgo de infección por bacterias o parásitos (y para un organismo inmunodeprimido sería más grave).
Desparasitalo interna y externamente.
Evitá que se estrese, porque el estrés podría activar el virus*2.
Visitá al veterinario cada 6 meses o cuando notes algún cambio de conducta o en su salud.
Seguí de forma normal con el plan de vacunación correspondiente, ya que las enfermedades que se previenen con las vacunas podrían ser mucho más graves para un gato con VIF.
Si tenés gatos con VIF y sin VIF conviviendo:
Como vimos, la infección se transmite por mordeduras. Entonces, si ellos se llevan bien y no se muerden, el riesgo de contagio es prácticamente nulo.
En teoría, existe la posibilidad de que el virus se transmita al compartir comederos y bandejas sanitarias, o al lamerse mutuamente. Sin embargo, en la práctica es muy improbable. El virus sobrevive muy poco tiempo fuera del organismo, por lo que su resistencia al medio ambiente es muy baja. Además, se elimina fácilmente con desinfectantes comunes*1*3.
De todas formas, es recomendable que utilicen comederos y bandejas para cada uno, para reducir el riesgo al máximo y también para evitar el estrés, que podría reactivar la enfermedad.
Si vas a transitar o adoptar un gatito:
Ya sea al ingresar a un refugio, un tránsito o a un nuevo hogar, el gatito deberá testearse primero si va a convivir con otros gatos.
Para concluir, es necesario señalar que todos los tutores somos responsables de nuestros gatos, y cuidando al tuyo, estás también cuidando a los demás.
En Norteamérica, los gatos infectados con VIF están entre el 3 y el 5% del total. En Latinoamérica, ese porcentaje asciende al 25% *2.
Tenemos que cuidar y esterilizar a nuestros gatos y luchar por conseguir que haya menos callejeritos expuestos.
Los expertos aseguran que un gato con VIF adoptado vive más tiempo.
Si adoptás o tenés un gatito con VIF, ya sabés. Pueden vivir tanto como los que no están infectados, con los cuidados y chequeos médicos necesarios.
*1 2020 AAFP Feline Retrovirus Guidelines.
*2 FeLV and FIV AAFP Client Brochure.
*3 Perharić et al., 2018.
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