Cuando sabés que vas a tener que administrar un medicamento por vía oral a tu gatito, probablemente, sentís ganas de huir o llorar, ¿verdad? O, al menos, para mí la sola idea siempre fue una pesadilla. Pero el tiempo y la necesidad me llevaron a investigar y a usar la imaginación, aplicando ciertos trucos que funcionan hasta para los gatos más difíciles.
A fin de que dispongas de una guía bien completa sobre cómo darle una pastilla a un gato, voy a describir una variedad de métodos. Empezaremos por lo más clásico, tradicional y “ortodoxo” hasta llegar a los trucos de magia que nos pueden salvar las papas en los momentos más desesperantes. ¡Empecemos!
1. Método clásico
Nivel de monstruosidad felina: 1/10
Lo puede realizar una sola persona o entre dos:
1 persona: agachate en el piso y sujetá firmemente al gatito entre tus piernas. (Hacelo de manera tranquila, sin agarrarlo de sorpresa).
2 personas: en el piso o en una superficie firme, pedile a alguien que le sujete las patitas mientras vos te encargás de darle la pastilla.
Inclinale despacito la cabeza hacia atrás para que el gatito quede mirando hacia arriba. Con una mano tomá el comprimido entre tu pulgar y tu índice, y con la otra mano presioná suavemente los laterales del hocico, colocando pulgar e índice justo detrás de los colmillos. Usá el dedo del medio para abrir la boquita y colocá la pastilla en la parte trasera de la lengua, empujándola rápidamente. Cerrá la boquita y acariciale la garganta unos segundos para que pueda tragar bien. Si no estás completamente segurx de que la tragó, vigilalo un ratito para asegurarte de que no la escupa.
Terminado el operativo, está bueno darle alguna golosina como premio al michu (si no te lo contraindica tu vete), para que no le genere una asociación negativa.
Existe un aplicador de pastillas (pill popper) que es un dispositivo parecido a una jeringa, y en cuya punta se coloca el comprimido. La ventaja que tiene es que es largo y finito para llegar al fondo de la boca, y además no tenés que arriesgar tus dedos.
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2. La toalla
Nivel de monstruosidad felina: 3/10
Si el gato no es tan, tan dócil, el método de la toalla servirá para evitar que se mueva demasiado.
Básicamente, hacemos lo mismo que antes pero envolviendo al michu. La toalla no debe ser demasiado gruesa, ya que no te permitirá manipularlo muy bien.
Envolvé al gatito de modo que solo quede descubierta la cabeza. Luego, introducí la pastilla en la boquita como se describe en el punto anterior.
3. Diluir la pastilla en una jeringa
Nivel de monstruosidad felina: 5/10
Antes de proceder, revisá el prospecto del medicamento o consultá a tu vete si la pastilla en cuestión se puede cortar, ya que no todas pueden dividirse.
Conseguí una jeringa chica. Cortá la pastilla en pedacitos y colocalos dentro de la jeringa o en un vaso chico. Para diluir los trocitos poné solo un poquito de agua en el vaso y llená la jeringa con ese contenido. La idea de llenarla con poquita cantidad de agua es para que puedas hacer que se trague todo el contenido de una sola vez.
No coloques la jeringa de frente. En los laterales de la boca vas a encontrar un huequito, donde podrás introducirla más fácilmente.
Truco: Si sabés que la medicación es muy fea, podés usar seven up, pero tenés que dejarla un buen tiempo para que se le vaya todo el gas.
4. Pulverizar la pastilla y mezclarla en la comidita
Nivel de monstruosidad felina: 7/10
A partir de acá, vienen los métodos y trucos que considero más "cat-friendly".
Para pulverizar el medicamento, doblá un papel de cocina a la mitad y colocá la pastilla en medio de ambas hojas. Con el dorso de una cuchara sopera presioná sobre el papel hasta que notes que la pastilla ya quedó hecha polvo.
Conseguí una latita de comida húmeda como paté, picadillo de carne, Royal Canin Recovery (en caso de que el michu lo esté utilizando) o incluso golosinas como los Creamy, y mezclá muy bien las partículas de pastilla. Tratá de que los pedacitos sean lo más pequeños posible para que el gatito no los detecte, ya que si los ve o los huele, adiós plan. Colocá una capa de la comidita por encima de las partículas para esconderlas mejor, pero no uses mucha cantidad para asegurarte de que lo ingiera todo. En caso de que quieras darle más de la comidita, servile una segunda tanda sin medicación una vez que se termine la que contenía la pastilla.
5. Envolver pedacitos de pastilla en bolitas
Nivel de monstruosidad felina: 8/10
En otros países, se pueden conseguir los pill pockets, que son como trocitos de comida con un huequito para introducir medicación. Pero... ¡lo podemos hacer en casa!
Hacé pequeñas bolitas de paté o de picadillo de carne. Cortá la pastilla en pedacitos y colocá cada pedacito en el medio de la bolita. Para que no se pegotee, darle más cuerpo y esconder la medicación aún más, podés envolver la bolita en una pequeña capa de jamón.
Dale al gatito bolita por bolita hasta que se las coma a todas. Este método está bueno porque, al contener la medicación en el interior de la bolita, es más difícil que el pequeño monstruo la detecte y, además, es un poco más seguro que la ingiera toda.
Una alternativa es utilizar las croquetitas de los alimentos húmedos tipo pouch, introduciendo los pedacitos de pastilla en el medio de la croqueta. Podés untarle por encima un poquito de la salsa que traen. Es un trabajo de relojería, pero funciona bien.
6. El as bajo la manga
Nivel de monstruosidad felina: 10/10
Puede resultar en un enchastre, pero también puede ser un último recurso exitoso.
Pulverizá el comprimido como vimos en el punto 4. Untate en tu dedo índice algo pegajoso, como la salsa de los pouch, golosinas como Creamy, vaselina, o incluso dulce de leche (consultá con tu vete qué podés darle y qué no) y, si no estás segurx, podés intentar con paté.
Tocá el polvo de pastilla para que se pegue en tu dedo. Cuando tu gato esté calmado, pegale con el dedo la mezcla en el cuerpito, como por ejemplo, en el pechito o en una patita (preferentemente delantera). Si la situación se está poniendo muy complicada, podés pegárselo directamente en la boquita. Es probable que te lance una mirada de odio profundo, e, inmediatamente, va a sentir la necesidad de limpiarse el enchastre, así que procederá a lamerse la mezcla con la medicación y… ¡voilà!
Si te quedó más medicación, aprovechá mientras se limpia en un lugar. Por ejemplo, si le ensuciaste una patita, mientras se la lame, ponele el resto en la otra. Y sí, te va a odiar un rato.
Como ves, aquí tenemos un amplio abanico de ideas para darle medicación a un gato que resultan útiles para diferentes tipos de circunstancias y personalidades. Espero que alguno de estos métodos y trucazos te sirva.
Puede ser que tengas que intentarlo varias veces hasta lograrlo, o que tengas que probar distintos métodos hasta dar con el más adecuado para tu gatito.
Según el gato, algunos se enojarán, querrán huir despavoridos o maullarán melodramáticamente. Pero no olvides que se trata de su salud, así que ¡no te rindas!
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